El clima nos afecta todos los días. Nos preparamos para él poniéndonos la ropa o los zapatos adecuados, cogiendo un paraguas, poniéndonos un poco de protector solar… hay un sinfín de consideraciones que debemos tener en cuenta. Lo mismo ocurre con la seguridad en los tejados y cómo las condiciones meteorológicas afectan a la forma en que nos preparamos para trabajar en ellos. Ya se trate de materiales resistentes a la corrosión en entornos húmedos, soluciones robustas que resistan al viento o equipos que nos queden bien incluso cuando estamos abrigados con ropa de invierno, es importante tomar las precauciones adecuadas para las condiciones meteorológicas que enfrenta su región.
Consideraciones para trabajar en altura en condiciones climáticas adversas
1. Resbalones: causas más comunes
Los resbalones y los tropiezos pueden ocurrir en cualquier lugar y en cualquier momento. Un paso en falso puede hacer que nos tambaleemos, demos vueltas y caigamos, incluso en superficies planas. Si a esto le sumamos los factores climáticos, es aún más probable que nos tropecemos. Los resbalones causados por el clima tienen dos componentes principales: el agua y las hojas.
El H2O puede adoptar diferentes formas: agua, nieve y hielo. Las superficies mojadas suelen ser superficies resbaladizas. Una superficie de techo hecha de plástico o metal puede ser especialmente resbaladiza si se le añade la precipitación. Puede pensar que su techo está construido de manera que el agua se escurra fácilmente. Sin embargo, los techos pueden desgastarse con el paso de los años de personas que caminan por los mismos caminos, creando depresiones donde se acumulan agua, nieve y hielo. Una forma habitual de combatir esto es tener pasarelas elevadas como Kee Walk que mantienen el tráfico peatonal fuera de la superficie del techo y distribuyen la carga en un área más amplia que el contacto directo. Las pasarelas elevadas también ayudan a prevenir las caídas al proporcionar barandillas y superficies antideslizantes para crear una forma fiable de maniobrar por el techo.
Hablando de caídas, el otoño trae consigo la caída de hojas. Están en el suelo, en las canaletas y en los tejados. Puede ser divertido amontonarlas y saltar sobre ellas, pero, una vez más, no te dejes engañar. No solo pueden cubrir posibles peligros, como tragaluces, agujeros o superficies elevadas, sino que también se vuelven resbaladizas y crean un peligro aún más peligroso. Es importante tomar precauciones y limpiar periódicamente el tejado de hojas mientras se utiliza el equipo de protección contra caídas adecuado.
Si se resbala o tropieza mientras usa una cuerda salvavidas o un anclaje, asegúrese de inspeccionar su equipo inmediatamente después. Cualquier caída, incluso si permanece en el techo, podría activar el amortiguador y anular la protección que brindaría en caso de una caída desde el techo.
2. Fatiga: hace que los peligros sean más peligrosos
El trabajo en azoteas suele ser arduo y requiere mucho tiempo. Estos factores crean un entorno que provoca fatiga por sí solo. Si a esto le sumamos unas condiciones climáticas no tan ideales, la fatiga puede aparecer aún más rápido y con más intensidad. La humedad y el frío provocan entumecimiento y un esfuerzo adicional que hace que uno se canse más y se fatigue con facilidad, especialmente si no se hidrata adecuadamente. El calor del sol abrasador hace que uno sude y provoca agotamiento por calor. La fatiga conduce a errores por debilidad y complacencia, errores que pueden provocar accidentes que podrían haberse evitado. Asegúrese de cuidarse hidratándose en cualquier condición climática, tomando descansos según sea necesario y manteniéndose concentrado en los protocolos de seguridad.
3. Visibilidad: ver es la mitad de la batalla
Es evidente que es importante tener una buena visibilidad, especialmente cuando se trabaja en altura. El clima puede afectar negativamente a la visibilidad en el lugar de trabajo de varias maneras. La niebla puede reducir la distancia visible a solo un pie frente a usted; las ráfagas de nieve no solo reducen la distancia que puede ver, sino que una capa de nieve fresca puede ocultar peligros como tragaluces o cambios de elevación; el viento puede incluso ser lo suficientemente fuerte como para obligarlo a entrecerrar los ojos para ver algo. Si necesita gafas protectoras, úselas. Si el techo está cubierto de nieve, límpielo. Si hace tanto frío afuera que no puede ver su mano, entonces simplemente espere a que mejore el clima.
4. Temperatura – Regulación del calor corporal
Vivimos en una zona ideal dentro de nuestro sistema solar. La distancia perfecta del sol para poder albergar vida. Ni demasiado calor ni demasiado frío. Bueno, no siempre lo parece. La temperatura fluctúa drásticamente. Un día puede ser de 10 grados Fahrenheit y al siguiente de 50. En áreas extremas la temperatura puede llegar a dos o tres dígitos bajo cero y en otras puede llegar a superar los 100 grados. Eso significa que tenemos que tomar precauciones para combatir estas temperaturas.
Si hace frío en tu lugar de trabajo, asegúrate de llevar todo el equipo necesario para mantenerte abrigado. Un abrigo, un gorro, guantes, botas… todo lo que necesites para protegerte del frío. Sin embargo, cuando lo hagas, ten en cuenta las necesidades del trabajo y el sistema de seguridad que estés utilizando. El arnés debe ajustarse correctamente sin importar cuántas capas tengas puestas. Tu destreza es importante, por lo que los mitones, aunque a menudo sean más cálidos que los guantes, pueden no funcionar. (Consejo profesional: usa guantes quirúrgicos de látex debajo de los guantes de invierno para una solución cálida e impermeable).
Las mismas consideraciones se aplican en caso de calor. Asegúrese de no sobrecalentarse. Tome descansos cuando sea necesario, beba agua durante el día, use ropa adecuada, como un sombrero y tela transpirable. Bajo ninguna circunstancia debe sacrificar los sistemas de seguridad, como un arnés y un casco, por comodidad. Tómese un descanso adicional si es necesario, pero la seguridad es la prioridad.
Elementos climáticos que afectan el sistema de seguridad contra caídas
5. Viento
El viento tiene una variedad de factores a tener en cuenta. Puede derribar a una persona, hacer volar los suministros y hacer que un lugar de trabajo sea muy peligroso. Los proyectiles que vuelan pueden causar daños a los trabajadores y las estructuras de la zona. Los escombros pueden afectar a los sistemas vulnerables al dañar cables, barandillas, puntos de anclaje y más. Cuando los escombros golpean un cable, la formación de nidos o jaulas de pájaros puede provocar que los cables se aflojen y se separen, lo que compromete la resistencia de la línea de vida. Los sistemas de choque pueden activarse potencialmente con vientos fuertes, lo que significa que cuando lo necesita, el sistema no se activa. Es importante inspeccionar los sistemas de seguridad anualmente y al menos revisarlos antes de cada uso.
Una solución para brindar seguridad contra caídas en un entorno ventoso es la barandilla de seguridad. Al ser un sistema pasivo, la barandilla de seguridad es la forma más eficaz de mitigar el riesgo de caídas, además de eliminar el peligro por completo. Sin embargo, algunas barandillas son más adecuadas para condiciones de viento que otras. Esto puede ser catastrófico en el entorno inadecuado: nadie quiere que una barandilla de 30 m se derrumbe en su estacionamiento. Es por eso que a menudo recomendamos un sistema que resista velocidades de viento más altas. Una barandilla no penetrante más permanente está clasificada para fuerzas más fuertes y se puede diseñar para velocidades de viento de hasta 240 km/h o más.
6. Precipitación
Corrosión
La corrosión es un gran problema en el caso de las estructuras metálicas y las precipitaciones. El metal reacciona con la humedad y se oxida, lo que puede comprometer su eficacia y provocar lesiones graves o la muerte. Para protegerse de la corrosión, existen opciones como el recubrimiento en polvo o la galvanización que brindan resistencia a la corrosión. Algunos metales fabricados con acero dulce o que están soldados son más susceptibles a la corrosión y la oxidación. Depende del tipo de trabajo, las condiciones climáticas y la duración de la protección que necesite, lo que determinará qué sistemas necesitará.
Lluvia
Sin sistemas de drenaje adecuados, la lluvia puede causar más problemas que solo corrosión. Si un drenaje está bloqueado, el agua puede acumularse hasta un nivel peligroso. Puede volverse pesada y hacer que el techo se hunda, lo que puede provocar posibles filtraciones o problemas estructurales. Los charcos de agua también pueden provocar el crecimiento de vegetación en el techo. Puede que no lo piense, pero se trata de una amenaza real que puede generar hongos peligrosos, atraer animales e insectos y comprometer la integridad estructural del edificio.
Cuando trabaje bajo la lluvia, su equipo personal se mojará. Después de regresar de la lluvia, es importante secarlo. Cuelgue los arneses para que se sequen al aire, presione los componentes metálicos para evitar la corrosión y el óxido, y guárdelos en lugares secos para evitar el moho y un mayor deterioro.
Nieve y hielo
La nieve y el hielo pueden ser un doble golpe. La nieve puede cubrir peligros, sistemas de seguridad y superficies irregulares, lo que dificulta el paso por un lugar. Si la combinas con el hielo, tienes una situación peligrosa. El hielo se puede formar alrededor de tuberías, cuerdas de seguridad, puntos de anclaje y arneses. Si tienes una línea de vida retráctil, el mecanismo puede congelarse y hacer que la retracción se atasque. El agua se expande cuando se congela y, si alguna vez has dejado una botella de agua en el congelador durante demasiado tiempo, sabes exactamente lo que pasa: ¡POP! Lo mismo puede pasar con el metal. Si no hay un orificio de drenaje (un pequeño orificio que permite que escape el agua), existe el riesgo de que el hielo rompa la tubería. Esto puede suceder comúnmente en barandillas de bricolaje en lugar de en barandillas diseñadas.
Si sus sistemas se congelan o quedan cubiertos de nieve, NO saque ninguna pistola de calor ni ningún dispositivo de calefacción para descongelar la nieve y el hielo. Esto puede dañar los sistemas y provocar su deterioro. En su lugar, utilice toallas o carritos integrados para derretir o quitar el hielo. Asegúrese de que sus sistemas de seguridad estén fabricados o construidos correctamente para que brinden seguridad sin agregar ningún daño. riesgos.
7. Temperatura
Congelación
Los científicos te dicen que el “frío” en realidad no existe. Es simplemente “la falta de calor”. Bueno, la falta de calor es bastante frío y sus sistemas de seguridad se ven afectados por ello. Es importante almacenar adecuadamente el EPP cuando no esté en uso, y solo sacar el arnés o el cordón a la intemperie cuando tenga la intención de usarlo. Asegúrese de que el equipo, como los cordones autorretráctiles, funcionen correctamente antes de usarlos. Revise sus líneas de vida horizontales para ver si están deshilachadas, enredadas o dobladas después del clima frío. No lleva mucho tiempo, solo debe recordar hacerlo.
Las líneas de vida y otros sistemas que se dejen instalados deben diseñarse teniendo en cuenta los patrones climáticos de su región. El ingeniero debe diseñar el sistema para temperaturas altas y bajas, así como para otros elementos como la velocidad del viento y las precipitaciones. Si se instala un sistema como una línea de vida horizontal en condiciones climáticas frías sin tener en cuenta el posible aumento de las temperaturas, el metal del sistema puede expandirse y generar tensión. Si hay amortiguadores, la fluctuación de la temperatura puede hacer que se activen y lo inutilicen. Es importante considerar estos posibles efectos antes de instalar el sistema.
Calor y sol
El calor también afecta al tejado. En casos extremos, las membranas del tejado pueden adherirse a los equipos o sistemas instalados. Caminar sobre la superficie puede ser un desafío y puede dañar la membrana. Las pasarelas elevadas pueden ayudar a mitigar este problema al mantenerlo alejado de la superficie del tejado y distribuir el peso sobre el tejado en lugar de en puntos específicos.
Al igual que ocurre con el frío, es necesario tener en cuenta el calor a la hora de diseñar el sistema. Las fluctuaciones de temperatura pueden provocar una expansión térmica que puede aflojar o apretar los sistemas, lo que puede provocar que la solución de protección se dañe o quede inutilizable.
¿Entonces, qué debería hacer?
Asegúrese de contar con sistemas de seguridad contra caídas para mitigar el riesgo y cumplir con las normas. El clima no es una razón para descartar una solución. Además, asegúrese de usar el equipo de manera adecuada. No importa cuánta ropa tenga puesta o si hace calor afuera, la seguridad es la primera prioridad.
Revise sus sistemas antes de cada uso. No lleva mucho tiempo. Una revisión visual puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. Si hay desgaste, torceduras o cualquier otro problema, no use el equipo. Vuelva más tarde, no vale la pena correr el riesgo.
Utilice fuentes confiables. Asegúrese de que su equipo provenga de expertos en la materia y de que esté instalado correctamente. El ingeniero o instalador debe tener en cuenta los elementos climáticos que pueda haber en su región. Se deben seguir al pie de la letra las instrucciones del fabricante.
Hable con alguien. Es la forma más sencilla de garantizar una seguridad integral. Recibirá orientación, apoyo y la tranquilidad de saber que tiene la solución adecuada para su riesgo de seguridad.
El clima es algo que nos afecta a todos a diario. Recuerde que trabajar al aire libre lo pone en riesgo de superficies resbaladizas, variaciones de temperatura y fatiga. También afecta sus sistemas de seguridad, así que asegúrese de planificar en consecuencia. Tome las precauciones adecuadas y asegúrese de que su techo esté preparado para su entorno y cualquier elemento que pueda encontrarse en su camino para que pueda mantenerse a salvo.