Principales problemas de ergonomía en el lugar de trabajo

La ergonomía se ocupa del entorno vivido y las formas en que interactuamos con él. En los entornos laborales, se trata de asegurarse de que el trabajo se adapte al trabajador, en lugar de obligar al trabajador a adaptarse al trabajo.

No se trata simplemente de comodidad, aunque garantizar que los trabajadores puedan trabajar sin molestias también es un asunto serio. No corregir los problemas ergonómicos puede provocar lesiones musculoesqueléticas que, a su vez, pueden provocar discapacidades graves. Para los empresarios, esto significa pérdidas económicas en forma de reclamaciones de indemnización y días de trabajo perdidos. Para los empleados, puede significar dolor, dificultad para realizar tareas y una calidad de vida reducida.

Revisar periódicamente las estaciones de trabajo y las tareas realizadas en ellas puede ayudarle a identificar problemas, analizar problemas subyacentes y generar soluciones. Revisar los registros OSHA 300, los informes 301, los registros de compensación laboral y los informes de incidentes de su empresa también puede indicar qué lesiones ergonómicas son más frecuentes.

Para ayudarle a empezar, echemos un vistazo a algunos de los problemas ergonómicos más comunes que se encuentran en el lugar de trabajo.

Dolor lumbar y lesiones de espalda

El dolor lumbar es uno de los problemas ergonómicos más frecuentes. A menudo resulta de actividades laborales cotidianas, como sentarse en una silla mal diseñada o levantar objetos pesados ​​sin utilizar una técnica de elevación segura.

El riesgo de sufrir dolor o lesión en la espalda se puede reducir de diversas formas, entre ellas:

  • Mejorar el diseño de los espacios de trabajo. Por ejemplo, proporcionar sillas ajustables para fomentar una mejor postura o almacenar artículos pesados ​​en los estantes del medio para eliminar la necesidad de agacharse al levantarlos.
  • Ajustar horarios y cargas de trabajo. La programación inteligente puede reducir la probabilidad de que un trabajador tenga que realizar demasiadas tareas intensivas seguidas y, en cambio, las distribuya a lo largo de un turno o a lo largo de una semana.
  • Programas de ejercicio y estiramiento para empleados. Estirarse antes de realizar trabajo físico, ponerse en mejor forma y desarrollar más músculos hacen que el cuerpo sea más resistente y reducen la probabilidad de sufrir una lesión en la espalda.
  • Establezca descansos frecuentes en el escritorio. Sentarse durante períodos prolongados no sólo causa dolor de espalda sino que también es uno de los principales factores que contribuyen a los trastornos musculoesqueléticos. A los empleados que realizan gran parte de su trabajo sentados se les debe animar a que se levanten aproximadamente cada media hora y caminen durante uno o dos minutos.

Trastornos musculoesqueléticos (TME)

Los trastornos musculoesqueléticos son una categoría amplia que incluye daños a los músculos, nervios, vasos sanguíneos, ligamentos o tendones. Abarca una serie de condiciones ergonómicas comunes, tales como:

Las personas cuyo trabajo implica levantar, girar, doblar, estirar, empujar o levantar cargas pesadas tienen un mayor riesgo de sufrir lesiones musculoesqueléticas. Esto incluye ocupaciones como enfermería, educación infantil y construcción, todas las cuales pueden implicar mantener posturas y posiciones incómodas mientras se realizan las tareas diarias.

Los TME son las lesiones más reportadas y las que resultan en mayor ausentismo laboral. Según los CDC, las empresas en Estados Unidos han gastado aproximadamente entre 45 y 54 mil millones de dólares en costos asociados con trastornos musculoesqueléticos relacionados con el trabajo. La investigación realizada por la Oficina de Estadísticas Laborales confirmó que los TME eran la categoría más grande de lesiones en el lugar de trabajo y eran responsables de casi el 33 por ciento de todos los costos de compensación laboral.

Los trastornos musculoesqueléticos relacionados con el trabajo se pueden prevenir en gran medida. Los especialistas en ergonomía dicen que mostrar a los trabajadores los procedimientos adecuados y proporcionarles ayudas como aparatos ortopédicos para la espalda ayudará a disminuir la fatiga muscular. Esto, a su vez, aumenta la productividad y disminuye el número y la gravedad de los TME.

(Obtenga más información sobre los cinturones de soporte para la espalda: la herramienta sencilla que puede ayudar a prevenir lesiones)

Trastornos de trauma acumulativo

Los trastornos por trauma acumulativo (CTD) son una categoría de condiciones ergonómicas que incluyen lesiones por esfuerzos repetitivos, trastornos por movimientos repetitivos y síndrome de uso excesivo. Los CTD son causados ​​por la incapacidad del cuerpo para completar el ciclo natural de contracción y relajación de los músculos.

Los trastornos por traumatismo acumulativo son el resultado de un trabajo que ejerce una tensión repetida sobre los tendones, los músculos y el tejido nervioso sensible. Esto provoca inflamación o daño muscular.

Las lesiones por estrés repetitivo (LER) resultan de eventos laborales que no son accidentes. Por ejemplo, una mala postura, movimientos repetitivos o estar sentado o de pie durante mucho tiempo causan dolor.

Las lesiones por movimientos repetitivos (RMI), por otro lado, son causadas por movimientos repetidos. Por ejemplo, el síndrome del túnel carpiano y el estrés en el cuello al escanear elementos o escribir.

Los CTD más comunes incluyen:

  • Inflamación de los tendones (tendinitis)
  • Inflamación de la vaina sinovial (tendonsinovitis)
  • Compresión del nervio mediano, cuando hay inflamación de tendones y vainas, o flexión repetida de la muñeca (túnel carpiano)

El riesgo de sufrir CTD aumenta con malos hábitos de trabajo, como mantener una mala postura o pasar demasiado tiempo en un puesto de trabajo sin descansos.

Los siguientes síntomas se observan en personas con CTD:

  • Los dedos, las palmas, los dedos, las muñecas, las piernas o las manos se sienten entumecidos, con hormigueo o «dormidos»
  • Las manos o los pies se sienten adoloridos, palpitantes o doloridos.
  • Las manos o los dedos se sienten débiles o mal coordinados.
  • Dolor agudo, hormigueo, ardor o entumecimiento: suficiente para interrumpir el sueño o mantener a alguien despierto por la noche.
  • Malestar en las manos – suficiente para interrumpir el sueño

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